El nombre de cada vino hace referencia a la altura relativa del lugar de donde provienen las uvas y así, castellanizando las palabras inglesas correspondientes, tenemos Jai, Jaier y Jaiest. En los tres casos la vinificación es similar, maceración en frío para extraer color y aromas pero no taninos, fermentación y crianza de 12 meses en barricas francesas usadas, con una muy pequeña proporción de barricas nuevas.
Jai (de ‘high’) se elabora con uvas provenientes de Altamira, a 1050 msnm, de suelo calcáreo. Para este vino, la vendimia se realizó en una etapa tardía. Jaier (de ‘higher’) se produce con uvas de Los Sauces, Valle de Uco, a 1100 msnm, una zona muy fría que da lugar a vinos de baja graduación alcohólica. Jaiest (de ‘highest’) se elabora con fruta de alto Agrelo, Luján de Cuyo, a 1200 msnm, de suelo pedregoso.
Y yendo a los vinos, Jai mostró la nariz que uno espera para un cabernet franc, potente, notas a fruta roja y a piracina, que si bien recuerda al pimiento, no llega a ser morrón asado. En boca es bien fresco, de acidez media y taninos bien combinados. Jaier es el que se mostró más lentamente en nariz de los tres. Una vez que se abrió, los aromas fueron especiados (pimienta en grano) y fruta roja. En boca destacó la acidez marcada que contribuye a la sensación de frescura. Finalmente, en Jaiest notamos una nariz donde predominan aromas más herbáceos que especiados, con notas a morrón asado bien presentes, de acidez media en boca y taninos amalgamados.
Disfrutamos mucho los vinos de Sorrell y del Japo y, yendo a la parte subjetiva, nos gustó mucho el Jai, dejando un escaloncito abajo al Jaier y al Jaiest, en ese orden.
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