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jueves, 27 de julio de 2023

Probamos los vinos que Omar Alvis elabora en Victoria, Entre Ríos

Probamos los vinos que hace Omar Alvis para su proyecto Angelus Vineyards en Victoria, Entre Ríos. Omar es publicista de profesión, pero con un nexo importante con la industria alimenticia ya que elabora mostaza y dulce de leche gourmet en Rosario, además de sus vinos en Entre Ríos. 

Su proyecto arranca con 2 hectáreas donde concentra la bodega con viñedos que le permiten producir actualmente unas 4000 botellas al año, con una capacidad máxima de 10000 botellas.Por ahora todos los vinos son tintos, excepto un rosado y un blanco de malbec (que no probamos), aunque hay proyección de extender el portfolio incluyendo algún otro blanco. Tres tintos conforman la línea Las Garzas, Fontinalis es el nombre del rosado y Julio es el tope de gama, otro tinto que tiene paso por barricas restauradas. 

El rosado, Fontinalis 2022, un blend de tannat y merlot, se elabora a partir de una sangría de los tintos. De color rosado a naranja, bastante intenso, tiene una nariz muy frutal, notas que recuerdan a la frutilla y otras frutas rojas, de acidez marcada, para tomar bien fresco.

Las tres etiquetas que conforman la línea Las Garzas tienen una vinificación similar. Luego de la cosecha manual, y aprovechando que los viñedos están a 30 metros de la bodega, inicia la maceración en frío con hielo seco para la extracción de polifenoles y otros compuestos que definen el sabor de los vinos. La fermentación ocurre en tanques de acero con levaduras especiales. El vino no se filtra y tiene un periodo de estiba en botella del orden de 12 meses antes de salir a la venta. La enología para los vinos de Las Garzas corre por cuenta de Tomás Díaz. Empezamos con el blend de cabernet sauvignon, merlot y malbec, 2021. Los dos primeros varietales son cofermentados y al terminar la vinificación se elabora el blend con el malbec. Muy aromático en nariz, con notas especiadas y a fruta roja, deja un recuerdo a frutilla una vez que los aromas se expresaron. En boca es de acidez media y con taninos marcados, el final de boca recuerda mucho al cabernet sauvignon, muy agradable. Seguimos con el malbec-tannat 2021, que sorprende con un color muy intenso, muy típico del malbec. De nariz muy frutal, fruta roja y algo de fruta negra. En boca la acidez es marcada y los taninos son moderados, lo que apunta a un buen tratamiento del tannat. Terminamos con el monovarietal tannat, 2021. De nariz algo "perezosa", las notas a fruta negra y roja tardaron un poco en expresarse. Acidez marcada en boca, taninos presentes, bien amalgamados con el vino. Nuevamente, encontramos un tannat con un perfil tánico no tan agresivo como los ejemplares clásicos. 

Terminamos la degustación con Julio, el tope de gama que se elabora con uvas cabernet sauvignon cosechadas en la tercera semana de marzo. Son poco más de 300 botellas, una barrica, barrica de familia como expresa la etiqueta. En este caso, la fermentación se da a baja temperatura, siempre con levaduras especiales. El vino lissto pasa 12 a 18 meses en barricas restauradas y otros 10 meses de estiba en botella antes de salir a la venta. De nariz compleja, muy frutal, el perfil piracínico apenas perceptible, aromas sutiles que recuerdan a la vainilla. En boca es franco, de acidez media, taninos marcados y bien combinados. En cabernet elegante. 

En resumen, a través de sus 2 hectáreas plantadas Omar busca expresar el terroir de Victoria, esta localidad al sudoeste de Entre Ríos. Los vinos resultan ligeros, agradables de tomar, de acidez media y final medio. Un aspecto remarcable de Angelus Vineyards lo alcanza Omar con el tannat, tanto monovarietal como en blend con malbec, logrando vinos en donde hablamos de la fruta negra en nariz y taninos medios, alejándose de los estándares de la variedad.


jueves, 13 de julio de 2023

Probamos vinos del proyecto Yeta de Rafa Domingo

Probamos 11 vinos diferentes de Yeta, el proyecto experimental de Rafa Domingo, quien guió la degustación y comentó las distintas etiquetas.

Rafa empezó contado el origen del nombre, las cantidad de malos entendidos durante la elaboración de un vino (que casi no sale a la venta), incluyendo el diseño de las etiquetas, hasta consolidarse hoy en día como la rama experimental de Domingo Molina, donde se prueban blends que luego pueden o no salir a la venta. Este carácter experimental es lo que explica la enorme cantidad de diferentes versiones de Yeta, posiblemente no haya dos añadas iguales. 

Arrancamos con dos blancos con fuerte base de torrontés (TR), ambos 2020. Un TR (85%) y riesling (el resto) y un TR (80%) y sauvignonasse (el resto), dos cortes en los que se busca es bajar algo la potencia aromática del TR. Muy interesante resultaron los dos vinos. En el caso del corte con riesling, la nariz fue más bien vegetal, con notas a espárrago, para dar lugar a otras notas que recordaban a miel. En el que tiene sauvignonasse (también conocido como friulano y a veces confundido con el sauvignon blanc) las primera nariz fue claramente de notas que recuerdan a la manzana verde y a la pera. Ambos vinos mostraron una acidez bien marcada en boca.   

Seguimos con tres vinos elaborados a partir de Cesanese, una variedad originaria de los alrededores de Roma, que da rendimientos muy altos por hectárea y de la que hoy se encuentran cada vez menos viñedos. En este caso, uno de los vinos se elaboró con uvas del Valle de Cafayate y otro con uvas del Valle Rupestre, ambos se vinificaron de la misma manera, el final de la fermentación y una crianza de 15 meses se hicieron en barricas de cuarto uso. El tercer vino es un corte de ambos valles por partes iguales y la única diferencia es que la crianza se hizo en tanques de acero. Los tres son 2019. La primera nariz es muy similar en todos los casos, fruta roja que recuerda a la frutilla y ciruela bien madura. Evolucionan en segunda nariz a un perfil que recuerda a la pimienta, pero con diferencias notables entre los vinos de los dos valles: el de Cafayate va por el lado de la pimienta blanca mientras que el de Rupestre recuerda más a la pimienta negra. El blend presenta un perfil que se acerca más a la pimienta negra, sugiriendo que la uva del Valle Rupestre es algo más dominante aromáticamente que la del Valle de Cafayate. En boca, los tres vinos mostraron una acidez media a media+ y taninos moderados. 

El tercer paso fueron otros tres cortes. Un merlot (ML, 95%) y malbec (MB, el resto), año 2018, con uvas del Valle Rupestre, cofermentadas en bins de 600 L, con 5% de racimo entero y crianza de 8 meses en barricas de cuarto uso. De nariz muy frutal, que recuerda a la frutilla principalmente, evoluciona de a poco hacia aromas más herbales. En boca presenta acidez media+ y taninos moderados, bien amalgamados. El segundo corte es MB (95%) y petit verdot (el resto), 2016, con uvas tanto del Valle Rupestre como del Valle de Cafayate, si bien las uvas no cofermentan, la vinificación es similar al corte anterior, solo que el 35% del MB pasó por barricas de tercer uso. Resultó un vino al que hay que esperar para que libere aromas y que se abra en boca, el más 'fiaca' de estos tres. El tercer vino es un trivarietal, MB (75%), cabernet sauvignon (CS, 20%) y ML (el resto), añada 2016, las uvas son tanto del Valle Rupestre como del Valle de Cafayate y solo el CS y el ML fueron envejecidos en barrica. Nariz muy interesante, de perfil típicamente piracínico con notas más sutiles de fruta roja. De acidez media y taninos moderados. Algo para resaltar es que los cinco y siete años pasados desde las cosechas no disminuyen en nada la frescura y color de estos vinos. 

Terminamos con otros tres vinos, dos monovarietales y uno casi. Un MB de Yacochuya Norte, 2015, fermentado en bins de 600 L, con 5% de racimo entero y crianza de 6 meses en barricas de cuarto uso. Un vino de nariz muy potente, muy frutal, mucha tipicidad, gran elegancia en boca, con seguridad uno de los puntos altos de la noche. Un CS del Valle Rupestre, también 2015, fermentado en barricas usadas de 300 L y con crianza en tanques de acero fue el segundo vino de esta serie. Nariz muy interesante, mucha fruta en primera naríz, que tiende lentamente al perfil piracínico más típoco del varietal. De acidez media en boca, los taninos están bien presentes y amalgamados con el resto del vino. El 'casi-monovarietal' resultó un tannat del Valle Rupestre (TN, 95%) y MB del Valle de Cafayate (el resto), fermentadas por separado en tanques de acero y sin crianza en madera. De nariz muy potente, bien presente el TN marcando los aromas con notas a fruta roja y negra, en boca los taninos bien domados, de final elegante, otro de los puntos altos de la noche. 

Fantástica experiencia de la mano de Rafa que transmitió toda su pasión para hacer vino y todo su humor y buena onda.