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jueves, 13 de julio de 2023

Probamos vinos del proyecto Yeta de Rafa Domingo

Probamos 11 vinos diferentes de Yeta, el proyecto experimental de Rafa Domingo, quien guió la degustación y comentó las distintas etiquetas.

Rafa empezó contado el origen del nombre, las cantidad de malos entendidos durante la elaboración de un vino (que casi no sale a la venta), incluyendo el diseño de las etiquetas, hasta consolidarse hoy en día como la rama experimental de Domingo Molina, donde se prueban blends que luego pueden o no salir a la venta. Este carácter experimental es lo que explica la enorme cantidad de diferentes versiones de Yeta, posiblemente no haya dos añadas iguales. 

Arrancamos con dos blancos con fuerte base de torrontés (TR), ambos 2020. Un TR (85%) y riesling (el resto) y un TR (80%) y sauvignonasse (el resto), dos cortes en los que se busca es bajar algo la potencia aromática del TR. Muy interesante resultaron los dos vinos. En el caso del corte con riesling, la nariz fue más bien vegetal, con notas a espárrago, para dar lugar a otras notas que recordaban a miel. En el que tiene sauvignonasse (también conocido como friulano y a veces confundido con el sauvignon blanc) las primera nariz fue claramente de notas que recuerdan a la manzana verde y a la pera. Ambos vinos mostraron una acidez bien marcada en boca.   

Seguimos con tres vinos elaborados a partir de Cesanese, una variedad originaria de los alrededores de Roma, que da rendimientos muy altos por hectárea y de la que hoy se encuentran cada vez menos viñedos. En este caso, uno de los vinos se elaboró con uvas del Valle de Cafayate y otro con uvas del Valle Rupestre, ambos se vinificaron de la misma manera, el final de la fermentación y una crianza de 15 meses se hicieron en barricas de cuarto uso. El tercer vino es un corte de ambos valles por partes iguales y la única diferencia es que la crianza se hizo en tanques de acero. Los tres son 2019. La primera nariz es muy similar en todos los casos, fruta roja que recuerda a la frutilla y ciruela bien madura. Evolucionan en segunda nariz a un perfil que recuerda a la pimienta, pero con diferencias notables entre los vinos de los dos valles: el de Cafayate va por el lado de la pimienta blanca mientras que el de Rupestre recuerda más a la pimienta negra. El blend presenta un perfil que se acerca más a la pimienta negra, sugiriendo que la uva del Valle Rupestre es algo más dominante aromáticamente que la del Valle de Cafayate. En boca, los tres vinos mostraron una acidez media a media+ y taninos moderados. 

El tercer paso fueron otros tres cortes. Un merlot (ML, 95%) y malbec (MB, el resto), año 2018, con uvas del Valle Rupestre, cofermentadas en bins de 600 L, con 5% de racimo entero y crianza de 8 meses en barricas de cuarto uso. De nariz muy frutal, que recuerda a la frutilla principalmente, evoluciona de a poco hacia aromas más herbales. En boca presenta acidez media+ y taninos moderados, bien amalgamados. El segundo corte es MB (95%) y petit verdot (el resto), 2016, con uvas tanto del Valle Rupestre como del Valle de Cafayate, si bien las uvas no cofermentan, la vinificación es similar al corte anterior, solo que el 35% del MB pasó por barricas de tercer uso. Resultó un vino al que hay que esperar para que libere aromas y que se abra en boca, el más 'fiaca' de estos tres. El tercer vino es un trivarietal, MB (75%), cabernet sauvignon (CS, 20%) y ML (el resto), añada 2016, las uvas son tanto del Valle Rupestre como del Valle de Cafayate y solo el CS y el ML fueron envejecidos en barrica. Nariz muy interesante, de perfil típicamente piracínico con notas más sutiles de fruta roja. De acidez media y taninos moderados. Algo para resaltar es que los cinco y siete años pasados desde las cosechas no disminuyen en nada la frescura y color de estos vinos. 

Terminamos con otros tres vinos, dos monovarietales y uno casi. Un MB de Yacochuya Norte, 2015, fermentado en bins de 600 L, con 5% de racimo entero y crianza de 6 meses en barricas de cuarto uso. Un vino de nariz muy potente, muy frutal, mucha tipicidad, gran elegancia en boca, con seguridad uno de los puntos altos de la noche. Un CS del Valle Rupestre, también 2015, fermentado en barricas usadas de 300 L y con crianza en tanques de acero fue el segundo vino de esta serie. Nariz muy interesante, mucha fruta en primera naríz, que tiende lentamente al perfil piracínico más típoco del varietal. De acidez media en boca, los taninos están bien presentes y amalgamados con el resto del vino. El 'casi-monovarietal' resultó un tannat del Valle Rupestre (TN, 95%) y MB del Valle de Cafayate (el resto), fermentadas por separado en tanques de acero y sin crianza en madera. De nariz muy potente, bien presente el TN marcando los aromas con notas a fruta roja y negra, en boca los taninos bien domados, de final elegante, otro de los puntos altos de la noche. 

Fantástica experiencia de la mano de Rafa que transmitió toda su pasión para hacer vino y todo su humor y buena onda.        

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