El 11 de marzo degustamos en Alma de Los Andes el portfolio de Bira, un emprendimiento de Santiago Bernasconi y Federico Isgró, que inicia en 2017, dando sus primeros frutos en 2018.
La degustación estuvo guiada por Santiago, quien, entre otras cosas nos contó que el nombre Bira significa "Bernasconi-Isgró República Argentina". El portfolio incluye cinco vinos, tres de ellos con una base de Sangiovese, elaborados según el estilo de la Toscana, y los otros dos con una base de Malbec, representando un estilo más argentino.
El proyecto tiene su base en el Valle de Uco, donde Federico y Santiago encontraron un viejo viñedo de Sangiovese en La Consulta que dio origen a Bira.
Además de Sangiovese (SG) y Malbec (MB), los vinos del proyecto se elaboran con Merlot (ML), Syrah (SY) y Cabernet Franc (CF). Los rendimientos son relativamente bajos, lo que habla de la calidad de los vinos que resultan: del SG se obtienen 8 toneladas por ha. del SY, ML y CF 6 toneladas por ha y del MB solo 5 toneladas por ha. El SY y el ML provienen de Tupungato y el MB y el CF de Gualtallary.
Yendo a los vinos, empezamos con el primer MB, Tanito 2018. Este trivarietal tiene 80% de MB, 12% de SY y el resto de CF. Las tres variedades fermentan por separado. La uva va en grano entero a piletas de hormigón para fermentar. El MB se descuba apenas finalizada la fermentación, mientras que el SY y el CF pasan por una maceración post-fementativa. La fermentación maloláctica se da para las tres variedades. Finalmente, el 40% del vino pasa entre 8 y 10 meses en barricas usadas de roble francés. En nariz se muestra muy expresivo, con un perfil frutal (fruta roja) dominando, que deja lugar a notas florales más sutiles y, finalmente, un toque especiado. En boca se mantiene el perfil frutal, con una acidez media a media alta muy interesante, taninos marcados y final medio.
Como una segunda tanda, degustamos los tres vinos a base de SG. Empezamos con el Rosso D'Uco 2019, un blend con 60% de SG, 25% de SY y 15% de ML. Las tres variedades fermentan por separado, sin maceración post-fermentativa y con fermentación maloláctica completa. El 30% del vino pasa entre 8 y 10 meses en barricas usadas de roble francés. En nariz notamos aromas que recuerdan al té negro, que combinan con notas frutales y especiadas. En boca tiene un perfil especiado interesante que amalgama muy bien con taninos firmes y con una acidez media a media alta para dar un final medio.
Terminamos esta tanda con el Bin Otto 2019, elaborado a base de un 80% de SG, 15% de ML y el 5% restante de SY, el tope de gama de esta línea de 3 etiquetas. Se usan los mejores racimos en una microvinificación de granos enteros en bines de plástico, maceración post-fermentativa y fermentación maloláctica en barricas nuevas de roble francés de 500 L, donde permanecen luego por 12 meses hasta el corte final. De nariz muy compleja, aromas a fruta roja y negra y a especies por igual. Nuevamente franco en boca, con acidez media alta, taninos presentes y moderados, de final medio a prolongado.
Cerramos con el segundo MB, Tano 2018, un tetravarietal compuesto de 60% MB, 20% SG, 15% SY y el 5% restante de ML. La fermentación de los granos enteros se da en bines de plástico y luego el mosto permanece por los menos una semana más en contacto con los sólidos. La fermentación maloláctica es completa y la totalidad del vino pasa 12 meses en barricas nuevas de roble francés de 500 L. En nariz presenta un perfil frutal bien marcado (fruta roja), con otras notas que recuerdan a hongos o a cuero. En boca es bien complejo, con perfil frutal dominante, taninos muy moderados, acidez media y un final medio a prolongado.
En resumen, nos encontramos con vinos muy elegantes, de nariz compleja en todos los casos, equilibrados en boca, con una acidez muy agradable y taninos que acompañan. Las cinco etiquetas cubren una gama de precios que invita a descubrirlos, si todavìa no lo hiciste.
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